jueves, 14 de agosto de 2014

ELIZABETH BOTERO HERNÁNDEZ

UNA MUJER CON MUCHO CORAZÓN


Es oriunda de Pereira pero vive en Engativá hace cuatro años. Con 31 años de edad es cuidadora de su mamá que tiene doble discapacidad, convive con su pareja y es madre de dos hijos: una niña de 3 años llamada Isabella y un joven de 14 llamado Joy Steven.
Llega a la Casa de Igualdad de oportunidades de Engativá,  invitada por una de las profesionales, cuando asistía al proyecto de Familia Mujer e Infancia FAMI, esta profesional les habló acerca de la política de mujer y género y la casa de Igualdad de Oportunidades y el enfoque diferencial, lo que le interesó en gran manera  pues venía de un pasado de violencia con su antigua pareja.

Comenta Elizabeth,  que su vida está partida en dos: antes la separación de su primer esposo y la vida que lleva ahora. La  primera oscura y violentada física y verbalmente durante 11 años, no le permitía salir a la calle y solamente le permitía la visita de una señora que le acompañaba mientras él no estaba, comenta Elizabeth: “Esta señora me colaboró para aprender las diferentes técnicas  en artes plásticas, si quería estudiar mi esposo me decía que me pagaba la universidad si estudiaba enfermería u odontología,  pero  mi sueño era ser diseñadora de modas; desde niña me gustó la pintura y el arte,  por ello profundicé en estos temas y durante cuatro años instalé en mi casa, en Pereira,  el taller” .

Al decidir separarme y venirme para Bogotá, la vida me cambió cometa Elizabeth “me sentía en un hueco, llena de complejos, insegura de mi misma”. Hoy Elizabeth, ha reconstruido una nueva vida con ayuda del Plan de Igualdad de Oportunidades que reconoce y dignifica el papel de las mujeres  “este proceso me ha ayudado a valorarme y a sostenerme por mí misma y a no depender de otros” argumenta Elizabeth. También comenta que en la formación de sus hijos ha sido muy importante el aporte del Plan de Igualdad de Oportunidades para las mujeres, especialmente con su hijo que se encuentra en la edad de la adolescencia, sobre el respeto y cuidado de la mujer, el trato digno y respetuoso.

Elizabeth, es ejemplo para las mujeres que la conocen, porque no solamente les enseña de manera gratuita sus saberes en arte, sino que las escucha y aconseja mostrándoles que pueden adquirir independencia económica  al convertirse en empresarias de los productos que  elaboran. Que no necesitan ni de un hombre ni de otra persona para salir adelante, lo pueden hacer a través de un proceso formativo, de conocer los derechos de las mujeres y sobre todo el hacerse valer. Comenta que este es un proceso de retroalimentación porque a la vez que ella les enseña y escucha, también aprende mucho de ellas.

Nos cuenta Elizabeth, que conformó un nuevo hogar con una persona que la sabe valorar y  que su núcleo familiar le ha colaborado en gran manera, su hijo es su principal orgullo ya que estos procesos lo fortalecen. Su esposo se ha vinculado a los procesos de la Casa de Igualdad de Oportunidades. También está vinculada a la Red de Mujeres Productoras de la localidad, a  quienes aporta sus saberes y también aprende grandes cosas de ellas. Han participado en ferias, capacitaciones; es muy motivante ver cómo la gente que se acerca valora nuestro trabajo, preguntan, se lo llevan, les gusta, eso significa que lo estamos haciendo bien.

Elizabeth, es una persona que inspira confianza en quienes la rodean y por ello le cuentan sus  inquietudes y problemas, encontrando en ella consejo y ayuda, y en cada caso siempre les impulsa a seguir adelante y buscar ayuda en las profesionales que trabajan en la Casa de Igualdad.

Al enseñar a las mujeres, Elizabeth, espera que se enamoren del arte de la misma manera como ella está enamorada, que lo hagan parte de su vida, y como todo sueño, lo  visibilicen, se empoderen y lo saquen adelante y que no se queden solamente en ellas sino que lo enseñen a otras con el mismo entusiasmo que su maestra les enseñó, porque cuando una mujer aprende a hacer cosas nuevas y se siente productiva su autoestima cambia, convirtiéndose en personas  más valientes, más empoderadas.

“Las mujeres de Engativá, tiene proyectos muy hermosos, tiene unas manos únicas y proyectos grandes que no se pueden quedar solamente en sueños. Cada cosa que hacemos es muy compleja: cocinar no es fácil, tejer no es fácil, bordar no es fácil,  eso lo valoro bastante” comenta Elizabeth.

Esta linda Engativeña,  invita a las mujeres de la localidad a asistir a la Casa de Igualdad,  donde  encuentran cursos  de pintura y otras actividades que les pueden llamar  la atención,  tales como clases de tejido wayuu,  crochet, dos agujas, bordados en cinta,  teatro y danza, sistemas, yoga  sin costo alguno.

 Cualquier mujer sin distingo de clases, credo o color de piel tiene un espacio en esta casa, aquí no te van a hacer el feo porque eres alta o bajita, joven adulta, adulta mayor; en esta casa encuentran mucho cariño, solidaridad entre mujeres, alguien que las escuche y les brinde calor humano.